Y edifico Noé un altar a Jehová
y tomo de todo animal y de toda ave limpia
y ofreció holocausto en el altar. Génesis 8:20
Ahí está Noé y su familia, han pasado por la peor de las tormentas de las que se tenga registró en la historia humana. Un diluvio que acabó con toda la población. Cuarenta días de lluvia y aparte un tiempo para que las aguas se asentarán y llegó el día en que Dios dio la orden de salir del arca y comenzar de nuevo.
Lo primero que Noé hace es adorar a Dios en presencia de los hijos. Hizo un altar, convocó a la familia y en un acto de agradecimiento a Dios ofreció lo mejor que tenía.
Nosotros no hemos pasado por diluvios de tal magnitud. Pero nuestras pequeñas tormentas a veces hacen tales estragos que pareciera que nos hundiremos con todo y barca. Pero mírenos aquí, de pie. Dios ha sabido guiarnos y sacarnos a tierra firme.
Esa es la mejor enseñanza que podemos obtener de esas situaciones tan difíciles. Y lo mejor que podemos hacer es adorar a Dios y transmitir a los hijos que lejos de estar molestos con Dios hay que agradecerle aunque tengamos que empezar de nuevo.
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