Tal como se les enseñó, confíen cada vez más en él,
y vivan obedeciendo sus enseñanzas para ser cada vez mejores,
y den siempre gracias a Dios.
Colosenses 2:7 (TLA)
Aunque crecí en un hogar que no era cristiano, Dios me dio la bendición de tener unos padres que siempre se preocuparon por instruir a mis hermanas y a mí con muchos valores, entre ellos ser agradecidas principalmente con Dios; recuerdo que antes de comenzar a comer solíamos repetir algunas palabras de agradecimiento a Dios por los alimentos, nuestra vestimenta y por tener una casa en donde vivir, y no solo eso al finalizar nuestros alimentos invariablemente debíamos retirarnos de la mesa con un “gracias a Dios” y eso fue siempre, incluso mis padres ya siendo adultos seguían con esa tradición de levantarse de la mesa con un “gracias a Dios”.
Definitivamente que enseñar desde temprana edad a ser agradecidos sobre todo con Dios es algo que puede marcar la diferencia en la edad adulta, al día de hoy esas enseñanzas de mis padres en mi infancia, influyeron para que yo sea agradecida con Dios POR TODO y EN TODO porque sea lo que sea Él tiene planes de bien para mi vida.
Muy seguramente las generaciones anteriores recibimos esa enseñanza de ser agradecidos con Dios, hoy aunque los tiempos son diferentes, no olvidemos instruir en valores desde que son pequeños, de manera especial que sean agradecidos con Dios por todo lo que Él obra en nuestras vidas, por Su provisión y cuidado, así estaremos asegurando nuevas generaciones agradecidas con Dios por todo lo que de Su mano reciban.
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