Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo:
Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te
restaurará,
y serás limpio.
2 Reyes 5:10
¿Qué
espera Dios Padre de nosotros? Que confiemos en Él. En el pasaje que nos ocupa
en esta ocasión vemos a un general necesitado de un milagro para su vida y se
observa a un Dios Padre que se complace en manifestar Su poder. Aunque Dios Padre
se va a manifestar como Él quiere no se ajustará a nuestra manera.
Naamán,
general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor y
le tenía en alta estima porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Este hombre
era valeroso en extremo, pero, leproso.
En
la casa de Naamán trabajaba una joven
que había sido llevada cautiva de Samaria. Y le dijo: “sí rogase mi señor al
profeta que está en Samaria él lo sanaría de su lepra”. Naamán fue a Samaria
esperando que el profeta le saliera al encuentro y lo sanara. En lugar de ello, solamente Eliseo mando
decir que se sumergiera siete veces en el rio del Jordán. A lo que Naamán.
Argumento: “Abana y Farfán no son
mejores ríos que el Jordán”.
El
método de sanidad parecía demasiado sencillo como para un hombre de gran valor
como lo era este varón. Pero su criado le dijo: “¿Padre mío si el profeta manda alguna otra cosa no la
harías?”
La
actitud de Naamán casi lo priva de recibir el milagro de sanidad. No solo eso,
el mayor de los milagros fue que llegó a ser un creyente del único y verdadero Dios.
A
veces reaccionamos a las bendiciones de Dios de la misma manera que
Naamán. Queriendo que Dios responda nuestras peticiones como nosotros
queremos y deseamos recibirlas. Pero una
cosa se es necesario entender, tomar lo que Dios tiene para nosotros, ya que es
mejor lo que recibimos que lo que podemos pedir. El milagro que Dios tiene para nuestra vida
llegara con fe.
Queremos
orar por ti
Templo
Cristiano Eben-ezer
Saludos
cordiales, bendiciones
Maná
para Eben-ezer
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