Josué pertenecía a la tribu de Efraín, fue hijo de Nun. Nació en Egipto y participó como ayudante de Moisés, durante el éxodo de los israelitas. Fue Josué quien esperó a Moisés a mitad del camino, cuando éste subió al monte Sinaí a recibir los diez mandamientos de parte de Dios, convirtiéndose después en su sucesor.
Josué fue también uno de los 12 exploradores enviados a la tierra de Canaán y el único junto con Caleb en traer noticias alentadoras acerca de la tierra prometida. Comandante de los ejércitos del Señor, Dios lo usó maravillosamente, de tal manera que conquistó la ciudad de Jericó y los muros cayeron por la alabanza a Dios.
Venció ejércitos enemigos, incluyendo a algunos que se unieron entre sí para tratar de derrotarlo, pero prevaleció por el respaldo y la ayuda de Dios.
Oró a Dios para que el sol se detuviera para ayudar a los israelitas, cruzó el Rio Jordán en seco junto con el pueblo israelita, en uno más de los grandes milagros de Dios. Fue un siervo fiel y obediente al Señor en todo, murió a los 110 años de edad, y fue sepultado en su heredad en Timnat Sera.
Por todo esto Josué es uno de los grandes hombres de Dios y ejemplo para cada uno de nosotros, en cuanto a nuestro servicio y en un nuestra relación con Dios.
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