Hubo algo en particular que distinguía  a la iglesia de Cristo en sus inicios la unidad, la comunión, la espiritualidad,  la perseverancia en la doctrina, la alegría, la sencillez del corazón, la oración, la alabanza a Dios. Incluso lo externaban para con el pueblo. Era como un sello que Dios puso en cada creyente como para participar de una misma visión,  la visión de Cristo de ganar al mundo. Cada uno lo hizo espontaneo, entregado, dejándose guiar por la voluntad divina y cuando se hacen así las cosas Dios va dejando ver Su plan perfecto: la salvación de las almas.  Y eso hermanos debe ser nuestro ideal por sobre todas las cosas. De manera que les invito a interceder por la iglesia, para que nunca pierda ese sello que la distingue y que viene de Dios.

Oremos por su unidad, por su espiritualidad, por su alegría, oremos para que sea alumbrando en medio de la oscuridad y sobre todo para que siga siendo ejemplo como para que otros lleguen a ser salvos por Cristo.

Saludos cordiales, bendiciones

Maná para Eben-ezer

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