Ser usado por Dios debe ser la meta diaria de todo aquel que le ama. Ser un instrumento para la obra de Dios, debe ser la oración constante del que anhela servirle.
Para ser usado por Dios y comunicarle a los demás las buenas nuevas de salvación que Cristo ofrece, es preciso y necesario que el que quiera ser usado le conozca de una manera intima y personal. Debe primeramente tener una relación personal con Él, para que pueda testificar y hablar con poder de las maravillas y milagros que Dios hace.
Felipe fue un gran evangelista usado por Dios. Por medio de sus predicaciones se convirtió a Cristo Simón el mago (Hechos 8:9-13) y posteriormente un eunuco, funcionario de Etiopía (Hechos 8:26-39). Felipe fue usado grandemente por Dios porque fue obediente a su voz. Cuando él estaba en una gran campaña en Samaria, predicando a Cristo, con un gran avivamiento y donde muchos creían al Señor y eran bautizados. Un ángel del Señor le ordenó que se trasladara al desierto de Gaza, porque en ese lugar tenía una misión para él. Al llegar a ese lugar Felipe pudo haber dicho: “Señor me sacas de Samaria donde por poder tuyo, muchos son salvos y me traes al desierto para que le predique de Ti a una sola persona”. Más Felipe en su amor a Dios no dijo nada, mostró su obediencia e hizo como Dios le dijo. Fue y por instrucción del Espíritu Santo se acercó al carro de un varón etíope, funcionario de la reina de esa nación, quien leía al profeta Isaías pero sin poder comprenderlo.
Felipe le instruyó acera de la Escritura, le predicó de la muerte y de la resurrección de Cristo, el etíope creyó a Dios y en una especie de pequeño lago fue bautizado. Después la Escritura dice que el etíope se fue gozoso a su tierra, y con seguridad al llegar allá, testificó de lo que Jesús había hecho en su vida.
Felipe fue usado como poderoso instrumento en las manos de Dios para predicar Su Palabra y testificar de su grandeza. Él oraba a Dios pidiendo sabiduría para servirlo como Él se merece, pero también hacía la parte que le correspondía. Oraba, ayunaba y estudiaba las Escrituras para estar siempre preparado para hacer lo que Dios le ordenara.
Oremos a Dios diariamente, busquemos Su rostro, escudriñemos la Escritura y pidámosle que nos use para Su gloria.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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