PERSONAS USADAS POR DIOS

El Apóstol Pablo, tenía la necesidad de apoyo de parte de sus compañeros de ministerio, cuando él se encontraba en una situación difícil, sintió el abandono de sus compañeros que estaban en Asia, los cuales son Figelo y Hermógenes. Hay ocasiones que pasamos por una situación difícil, que quisiéramos que el trago amargo pasara tan rápido, y se solucionara inmediatamente; ahí es cuando deseamos la ayuda de alguien para que ore por nuestra necesidad o nuestro problema y nos dé palabra de Dios, para sentir esa paz de Él. Pero cuando no vemos que nadie nos visita, ni siquiera recibimos una llamada para brindarte ayuda o apoyo, te sientes sólo y desamparado; en esos momentos crees que el mundo se te viene encima y sientes que todos te han abandonado; pero déjame decirte que hay alguien que no te abandona, ese es Dios, Él envía a alguien a orar por ti, Él provee al siervo de Dios para que te dé palabra de ánimo y de aliento, Dios reconfortará tu vida, tú no estás sólo el Señor está contigo, confía en Dios. La biblia nos habla de Onesíforo, un hombre usado por Dios, él confortó al Apóstol Pablo en muchas ocasiones y nunca se avergonzó de sus cadenas, y cuando estuvo en Roma lo buscó solícitamente y lo halló, podemos decir que le visitó y le dio palabras de aliento y de fortaleza, al siervo de Dios, que oró por él en la situación en la que se encontraba; cuando Pablo estuvo en Éfeso Onesiforó también lo ayudó mucho en el ministerio. Por eso Pablo lo bendice y le dice: Tenga el Señor misericordia de la casa de Onesíforo, porque muchas veces me confortó, y no se avergonzó de mis cadenas, sino que cuando estuvo en Roma, me buscó solícitamente y me halló.

Hermano, ¿te has dado cuenta si el siervo de Dios donde tú asistes está en necesidad, si está enfermo o ha pasado algún problema o no te diste cuenta si pasó por alguna situación difícil?, Deja que Dios te use como a Onesíforo, que estuvo en los momentos difíciles y no abandonó al Apóstol Pablo. Sintamos el amor de Dios hacia los siervos de Dios, hacia nuestros hermanos y amistades, aún aquellos que ni conozcas pero que te piden que ores por ellos; brindémosle nuestra mano, visitémosles si están en algún hospital o en al algún otro lugar y oremos por ellos. Apoyemos en los momentos que más lo necesiten, confortémoslos con la palabra de Dios; oremos y dejemos que Dios nos guíe, que nos use, que nos dé la palabra indicada y necesaria para el alma angustiada, que nos dé suficiente fe para orar por los enfermos y estos sanen, que nos dé el amor para visitar a toda persona a orar por sus problemas y sus angustias; que nos dé amor y recursos para apoyar a toda persona en necesidad. 

Tomemos el ejemplo de Filemón, del cual describe Pablo: Doy gracias a mi Dios, haciendo siempre memoria de ti en mis oraciones, porque oigo del amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos;  para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús. Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos (Filemón 1:4-7).

Saludos cordiales, bendiciones

Maná para Eben-ezer

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