Por la misericordia de Dios no hemos sido consumidos, por que nunca decayeron sus misericordias (Lamentaciones 3:22) Quizá hoy la mayoría de las ciudades tienen enemigos de quienes ser rescatados, nuestra ciudad es abatida, y nos preguntamos ¿Cómo ha sucedido esto? Y buscamos culpables en las autoridades, en las organizaciones delictivas, en la política… pero es raro el que piensa que los culpables somos nosotros, cada uno en particular.
Acuérdate de Jehová tu Dios (Deuteronomio 8:18) en los correos que circulan por la red se presenta la respuesta de Annie Graham en una entrevista que nos trae a nosotros mismos como culpables de la decaída de nuestra cuidad, “durante años hemos estado diciéndole a Dios que se salga de nuestras escuelas, que se salga de nuestro gobierno y que se salga de nuestras vidas, siendo el caballero que Él es, creo que se ha retirado tranquilamente. ¿Cómo podemos esperar que Dios nos dé Su bendición y Su protección cuando le hemos exigido que nos deje estar solos?” Perdimos el rumbo, la ética y la moral, nos alejamos totalmente de Él. Y es así como nos metimos en los problemas que tenemos ahora.
Y buscamos liberar a la cuidad con cualquier cosa menos la solución que requiere reflexión, autocontrol, esfuerzo, conversión y búsqueda de una vida en Dios.
Solo Dios puede salvar. Salvar tu vida, tu familia, tu ciudad. La única esperanza que tenemos es la misericordia de Dios, si hoy estamos aquí es por su misericordia, por que aun peor sería la situación si él no tuviera piedad de nuestra ciudad. México tiene esperanza de libertad, por que Su mano no se ha acortado para Salvar y para Libertar. Muchas citas hablan de cómo Dios liberó a Israel de sus enemigos, y en cada una de las situaciones la solución fue acercarse a Dios, recordar a Jehová su Dios, su libertador. Nunca ganaron solos una batalla, ni echaron a sus enemigos de su tierra por sus propias fuerzas. Solo la misericordia de Dios les dio resultados siempre. Si poco a poco y uno a uno nos volviéramos a Dios… Dios se volverá a nosotros y la salvación y paz personal, familiar, de la ciudad y del país volverá a ser nuestra día a día. Si se humillare mi pueblo, sobre los cuales ni nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. (2ª Crónicas 7:14)
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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