Que se proclame, se declare, se transmita el evangelio de Jesucristo en toda su magnificencia para que todo el mundo lo escuche. Eso hace una persona que acaba de recibir buenas nuevas: Las da a conocer. Y el evangelio significa buenas nuevas. Las buenas nuevas se proclaman …
Imagine a prisioneros de guerra estadounidenses que se encuentran en un campo cercado con alambre de púas, con poco alimento y sin condiciones higiénicas al final de la Segunda Guerra Mundial. Del otro lado de la cerca, los captores se encuentran en libertad y se comportan como si no tuvieran preocupación alguna. Rodeados por la cerca, los soldados están con los ojos hundidos, flacos, sin afeitar y sucios. Varios mueren cada día. Entonces, de alguna manera, logran pasar clandestinamente un radio de onda corta hasta una de las barracas. Están aislados del mundo exterior y no saben cómo marcha la guerra. Entonces, un día, los captores del otro lado de la cerca notan algo extraño. Rodeados por la cerca, los soldados estadounidenses débiles, sucias y sin afeitar ríen y sonríen y los pocos que aún cuentan con algo de fuerzas dan un grito y lanzan cacerolas de hojalata al aire. Lo que hace todo esto tan extraño para los que se encuentran del otro lado de la cerca es que nada ha cambiado. Los soldados estadounidenses se encuentran todavía en cautiverio y aún tienen poca comida yagua. Además, muchos continúan enfermos y moribundos. Pero lo que los captores no saben es que lo que los soldados sí tienen son noticias. Las líneas enemigas no pudieron resistir. La batalla decisiva para lograr la liberación ya se libró y las tropas libertadoras se encuentran solo a unos kilómetros del campo. La libertad es inminente.
Esa es la diferencia que marcan las noticias. Los cristianos escucharon la noticia de que Cristo vino al mundo y libró la batalla decisiva para derrotar a Satanás, la muerte, el pecado y el infierno. Pronto terminará la guerra y no queda duda alguna acerca de quién ganará. Cristo ganará y liberará a los que hayan depositado en Él su esperanza.
La buena nueva no es que no exista el dolor, la muerte, el pecado o el infierno. Sí existen. La buena nueva es que el Rey mismo ha venido y los enemigos han sido derrotados y si confiamos en lo que Él ha hecho y ha prometido, nos libraremos de la sentencia de muerte y veremos la gloria de nuestro Libertador y viviremos junto a Él por siempre. La noticia nos llena de esperanza y gozo (Ro. 15:13) y nos libera de la autocompasión y nos da fuerzas para amar a los que sufren. Con ese amor que se sustenta en la esperanza, Él nos ayudará a perseverar hasta que la trompeta final de la liberación suene y el campo de prisioneros se convierta en una ¡nueva tierra! (2 P. 3:13).
Tomado del libro Dios es el Evangelio de J.Piper.
Saludos cordiales, bendicionesTemplo Cristiano Eben-ezer | ebenezertemplocristiano2009@gmail.com
Arturo Gómez Garza
Pastor Eben-ezer
arturo_gomezgza@hotmail.com | Tel. 81-35-32-01
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