Las casadas estén
sujetas a sus propios maridos, como al Señor;
porque el marido es
cabeza de la mujer,
así como Cristo es
cabeza de la iglesia,
la cual es su cuerpo,
y él es su Salvador.
Efesios 5:22-23
La
relación entre el Padre y el Hijo dentro
de la divinidad, vemos ilustradas las dimensiones de la relaciones de la
familia cristiana, diseñadas en el cielo, en Cristo vemos lo que los esposos
deben ser para sus esposas.
En
el Antiguo Testamento, Dios se manifiesta como el esposo y padre de familia de
Israel, Su poder y Su providencia se fueron manifestando mientras los guiaba a
través del desierto y cuando entraron a la Tierra Prometida, Jehová demostró Su
autoridad declarándose como un Dios
fuerte celoso y demandando completa obediencia. Demostró Su gran amor por
Israel defendiéndolo de sus enemigos y librándolo del cautiverio.
Jesús
presentó a Dios como nuestro Padre (Mateo 6:9), Pablo declaró que los hijos de
Dios son aptos para heredar los privilegios del reino de los cielos en esta
vida y en el mundo que ha de venir (Romanos 8:14-17).
Como
cabeza de la esposa, el marido debe ser sensitivo ante las necesidades de ella
y buscar diligentemente la forma de satisfacerlas. En todo momento, debe estar
al tanto de las necesidades de toda la familia y asegurarse de que se están
tomando mejores decisiones y desarrollando las mejores acciones para que se
cumplan la voluntad de Dios.
Mientras
el hombre no ame a Dios en la forma en que Él quiere ser amado, según las
Escrituras, tampoco podrá amar a su esposa ni a sus hijos como debe ser, la
situación es muy simple nadie puede amar a otro mejor que como se ama a sí mismo.
En la mediad en que el hombre
establezca su relación vertical con Dios y reciba Su amor divino, será capaz de
madurar y desarrollar su capacidad para amarse a asimismo y amar a su esposa y
a sus hijos.
Queremos
orar por ti
Templo
Cristiano Eben-ezer
Saludos
cordiales, bendiciones
Maná
para Eben-ezer
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