Maridos,
amad a vuestras mujeres,
así como Cristo amó a
la iglesia,
y se entregó a sí mismo por ella
Efesios 5:25
Hoy día que crece el índice de divorcio, matrimonios que viven en frustración porque no han logrado ser felices. Ya que dentro el mismo no existen las condiciones para que ambos exploten su potencial, para lo cual fueron creados.
La
Palabra de Dios es muy clara y es un manual, para tener un matrimonio exitoso.
Dicho amor no debe ser manifiesto solo en el plano económico. Sino en el área,
espiritual, en la superación personal, en la necesidad de ser amada, respetada,
por mencionar algunas características.
El
hombre puede ver en la vida de su esposa que tiene sueños, anhelos, proyectos.
Posee un llamado y como esposo debe ser medio de bendición para que pueda
llegar a lograr sus objetivos.
Tratar
con respeto a la mujer es decir hablar con educación, cuando exista algún
desacuerdo escoger el mejor momento para negociar y llegar a un acuerdo sin gritos
y sin utilizar palabras que ofendan, ya que escucharan los hijos pues ellos terminaran usando sus palabras y
actitudes.
Los
dones, talentos, ministerios que posee su esposa deberán buscar la forma de potencializarlos.
Es triste ver que los esposos logren
estudios de alto rango, con un currículo
muy elevado y las esposas en el hogar aisladas, es necesario que ambos deban
ser reconocidos por sus trayectorias exitosas.
En
la epístola a los Efesios capítulo 5:26-27 dice: Para santificarla, habiéndola
purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentarla a sí
mismo una iglesia gloriosa que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante,
sino que fuese santa y sin mancha.
William
Barclay dice: El marido es cabeza de la mujer, cierto; Pablo lo dice, pero
también dice que el marido debe amar a su mujer como Cristo amó a la iglesia con un amor que nunca ejerce
una tiranía de control sino que esté dispuesto a hacer cualquier sacrifico por
el bien de la esposa. Debe ser un amor sacrificial. Debe amar como Cristo amó a
la iglesia y se dio a si mismo por ella. No debe ser nunca un amor egoísta.
Cristo amó a la iglesia no para qué la
iglesia hiciera cosas por Él, sino para hacer Él cosas por
ella.
En
el hogar cristiano Jesús es el huésped siempre presente, aunque invisible. En
un matrimonio cristiano no están implicadas dos personas, sino tres y la
tercera es Cristo.
Queremos
orar por ti
Templo
Cristiano Eben-ezer
Saludos
cordiales, bendiciones
Maná
para Eben-ezer
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