Dios ha llamado a muchos cristianos a predicar la palabra, esos hombres y mujeres entregadas llevan el bendito mensaje de salvación a la gente, a los pueblos, a las comunidades y a las ciudades; lo hacen con pasión a las almas perdidas, y por amor al Señor, esto nos dice la palabra de Dios sobre ellos: Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! (Romanos 10:15). Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas (Salmos 126:5-6).
Dice el apóstol Pablo: Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros, y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe. Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal. Y tenemos confianza respecto a vosotros en el Señor, en que hacéis y haréis lo que os hemos mandado. Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo (2 Tesalonicenses 3:1). Oremos para que la palabra de Dios no sea adulterada, que los que la predican no sean engañados por el Diablo, que no se vanaglorien ni adopten doctrinas falsas de hombres, que el Señor los libre de vanas palabras y hablen la sana doctrina. Como dice el apóstol Pedro: Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén (1 Pedro 4:11).
Hermano que predicas la palabra de Dios, sigue el consejo de Pablo: Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren (1 Timoteo 4:13-16).
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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