La Biblia nos narra que un día el rey David, estando en su trono, sintió en su corazón el ayudar a algún descendiente del rey Saúl, que era su antecesor. Preguntó si quedaba alguno, y sus siervos le informaron que quedaba vivo Mefiboset, nieto del rey Saúl e hijo de Jonatán su gran amigo. Mefiboset era un joven lisiado de ambos pies, a causa de un accidente que tuvo cuando era pequeño. La Escritura nos dice que David lo hizo traer a su palacio y lleno de misericordia y amor le dijo que le regresaría todo aquello que era de su abuelo Saúl. David estaba siendo compasivo y misericordioso, pues le dijo que además de todo ello, Mefiboset comería en su mesa todos los días como uno más de los hijos del rey, y lo cumplió.
Mefiboset no podía creer la bondad y generosidad de David. En esos tiempos al llegar al trono un nuevo rey, acababa con la descendencia de su antecesor. Llevaban a cabo esta atroz acción para asegurarse que nadie de la familia del anterior rey pudiera tomar el trono. Pero David no era como los demás, él era un varón conforme al corazón de Dios, que lo amaba, servía y adoraba en espíritu y en verdad. (1 Samuel 13:14, Juan 4:23)
El ejemplo de David debemos de seguirlo también nosotros. Es nuestro deber y nuestra responsabilidad como hijos del Rey, ser compasivos y misericordiosos, tal y como Dios ha sido bueno, fiel y misericordioso con nosotros todos los días de nuestra vida.
Si tenemos con qué y podemos, no dudemos en ayudar, a quien nos necesita. No dudemos en ayudar a quien necesita de Dios. La Palabra nos dice que si ayudamos a quien está en necesidad y lo hacemos con amor a Dios mismo se lo estamos haciendo.
Bendiciones.
Maná para Eben-ezer
Templo Cristiano Eben-ezerebenezertemplocristiano2009@gmail.com
http://mana-ebenezer.blogspot.com/
Búscanos y síguenos en Facebook
http://www.facebook.com/mana.ebenezer
Búscanos y síguenos en Facebook
http://www.facebook.com/mana.ebenezer
0 comentarios:
Publicar un comentario