Así como los hijos necesitan de sus padres; nosotros como su creación, necesitamos de Dios. Como hijos de Dios y como creyentes somos una gran familia, con miembros en todas partes del mundo, una familia que unida, alaba a Dios. Dios se agrada en las familias que le aman y viven para Él, son las familias que Él busca. La familia que le teme a Dios es una genuina y verdadera familia, tiene su altar diario, buscan a Dios, oran juntos, se apoyan mutuamente y en el mejor de los casos los hijos son instruidos y enseñados por sus padres en el camino de Dios. Instruye desde pequeños a tus hijos y conforme vayan creciendo seguirán el camino correcto, porque como padre habrás sembrado la semilla del evangelio en ellos.
Tus hijos te necesitan, necesitan de tu ejemplo, agradécele a Dios diariamente, por la familia que Él te ha dado. Como familia se necesitan unos a otros, pero como familia necesitan más a Dios, si Dios está entre los tuyos podrán enfrentar los desafíos que se les presenten, siendo fortalecidos y consolados por el poder de Dios.
Gózate en Dios con tu familia, hazlo cada día y serán bendecidos.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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