Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Juan 6:37.
Esta invitación es para todo aquél que se encuentra lejos de Dios o no le conoce.
Jesús nos dice que Él está al cuidado de todos y que cuándo alguien se acerca y le busca lo recibe con sus brazos abiertos.
Los brazos de Jesús están siempre dispuestos a dar el abrazo necesario en el momento adecuado. Por eso el perdido puede acudir hasta Él para ser rescatado y transformado.
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Templo Cristiano Eben-ezer
Saludos cordiales, bendiciones
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