Ana fue una mujer de Dios, una mujer que por su fe y su entrega
alcanzó el favor de Dios. La Biblia se encarga de darle el lugar que se merece,
y con ella encuentran su lugar las mujeres cristianas de hoy.
Ana
es un ejemplo bíblico excelente de cómo se pide con fe. Estaba casada con un
hombre llamado Elcana, al igual que otra mujer. Con el correr de los años,
Penina la segunda esposa de Elcana le dio varios hijos e hijas, mientras Ana
siguió estéril. Ana anhelaba tener un hijo propio.
Por
fin, en la festividad anual, Ana se fue a la entrada del tabernáculo y lloró
con ruegos al Señor y una tristeza profunda, pidiendo un hijo y haciendo voto
de entregárselo al Señor (1 S 1.10, 11). El Señor oyó la petición de Ana y la
contestó. Nueve meses después ella tuvo un hijo llamado Samuel, quien llegó a
convertirse en el profeta y juez de todo Israel.
¿Habría
nacido Samuel si Ana no le hubiera pedido a Dios que le diera un hijo? La
Biblia parece indicarnos que no. Samuel llegó al mundo en respuesta directa a
la petición sincera y emotiva de Ana.
*Tomado de: http://www.conquistadorespentecostales.comSaludos cordiales, bendiciones Maná para Eben-ezer Templo Cristiano Eben-ezer ebenezertemplocristiano2009@gmail.com Búscanos y síguenos en Facebook http://www.facebook.com/mana.ebenezer
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