HAY PALABRA DE DIOS PARA TUS HIJOS
Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
Lucas 15:17
Este es uno de los pasajes que siempre han conmovido mi vida, porque me recuerda la condición de mi vida sin Dios; pero sobre todo el gran amor que Dios nos muestra cuando regresamos a sus brazos.
Esta parábola aplicándola a lo espiritual nos presenta a Dios como un padre amoroso, a nosotros como el hijo que un día cree tener mejores planes para su vida y que no necesita de este amor, que no necesita de los cuidados y bendiciones que su tierno padre le ha provisto siempre. Nuestra propia opinión nos dice que lejos de su presencia hay cosas mejores para nuestra vida, y así emprendimos un viaje. Nuestros propios deseos no nos permitieron ver el dolor que le causamos a Dios, pero el, que desde que nos creó nos dio libre albedrío, no quiso detenernos.
Fuera de casa y viendo que nada es para siempre, que lo que creíamos que nos daría libertad y felicidad era solo una falacia, empezamos a valorar lo que teníamos, lo que éramos en El y lo que somos sin El (¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!)
Esta historia se repite tantas veces, el hombre cree que los planes de él son mejores que los que Dios tiene para su vida, y aunque esto le duele a nuestro Padre, lo permite, porque solo así nos daremos cuenta que fuera de Él no existe bien para nuestras vidas, que alejados de El nada podemos hacer.
El volver en sí, es meditar en lo que hicimos, en lo que dejamos en casa; pero también es pensar en lo que tenemos que hacer, (Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros Lucas 15:18,19) Porque si solo pensamos en lo que hicimos mal y no hacemos nada para retomar el camino; nos podríamos perder, del vestido, del anillo, del calzado, de la fiesta; pero sobre todo de los brazos extendidos de Nuestro Padre amado.
Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Salmos 84:10.
En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre. Salmos 16:11
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