En cierta ocasión una persona, recién convertida al Evangelio, me preguntaba como había sido mi proceso de adaptación en el “mundo” después de haber recibido a Cristo en mi corazón; le compartí que no me había sido tan complicado pues a través de la misericordia de Dios y el Espíritu Santo en mi vida fue que el acoplamiento a este “nuevo estilo de vida” había sido mas sencillo de lo que con mis fuerzas propias hubiera podido hacer.
Y es que como creyentes en Cristo debemos marcar la diferencia, a través de nuestro estilo de vida, pues éste, principalmente es el que dará testimonio y hablará de nosotros sin que tengamos que abrir nuestra boca. Y Jesucristo mismo nos hace una comparativa para que podamos comprender más fácilmente este concepto, diciéndonos en Su Palabra: Ustedes son como una luz que ilumina a todos. Son como una ciudad construida en la parte más alta de un cerro y que todos pueden ver. Nadie enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón. Todo lo contrario: la pone en un lugar alto para que alumbre a todos los que están en la casa. De la misma manera, la conducta de ustedes debe ser como una luz que ilumine y muestre cómo se obedece a Dios. Hagan buenas acciones. Así los demás las verán y alabarán a Dios, el Padre de ustedes que está en el cielo. Mateo 5:14-16 (TLA) ¡Que cierto! Cuando tenemos a Cristo en nuestras vidas, solemos ser más “analizados con lupa” por el mundo y en ocasiones cualquier falta por más sencilla que parezca es juzgada y condenada, así que procuremos llevar una vida que avance a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo Efesios 4:13b y que nos permita dar buen testimonio.
Hay una frase que dice: La palabra convence pero en ejemplo arrastra; y aplicando ésta en nuestras vidas como creyentes significa que podremos hablar mucho, compartir, evangelizar, alcanzar a este mundo con el mensaje de salvación, sin embargo, si nuestro andar diario y nuestra forma de llevar el evangelio en nuestras propias vidas no es que corresponde a una que agrade a Dios, entonces no estaremos dando un verdadero testimonio de lo que Cristo hizo por ti y por mi. Nuestro deber ser como creyentes en el mundo es ser luz que alumbre delante de los hombres y que la gloria de Dios sea manifestada.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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