El
que en Él cree, no es condenado;
pero el que no cree, ya ha sido condenado,
porque no ha creído en el Nombre del Unigénito Hijo de Dios.
Juan 3:18
A
veces me sorprende lo sencillo de algunas verdades trascendentes de las
Escrituras; por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres,
y de la misma manera por la justicia de
Uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
No
se requiere tanta ciencia, tanta explicación, solamente creer de corazón y
confesarlo con nuestra boca; que Jesucristo Es el Único que Tiene el Poder y la Autoridad para librarnos de la condenación eterna sin Dios y sin esperanza. Es
Él Quién puede borrar nuestros pecados y arrojarlos a lo más profundo del mar y
transformar nuestras vidas para que sean ya no para ofenderlo, sino para
honrarlo y exaltar Su Nombre.
Aunque
la Palabra dice que la paga del pecado es muerte, también nos da una solución y
esa solución es que a través de Jesús, tenemos un regalo, una dádiva y es la
vida eterna junto a Él si creemos y le somos fieles. Gloria a Dios por Sus
provisiones ante nuestras faltas.
Lo
más importante es que no hay grandes requerimientos ni condiciones para ser
libres de la condenación, no tiene que ver con género, con raza, con color de
piel, con dinero, con estatura, con preparación académica, ni siquiera hay que
ser de cierto pueblo en especial para acercarse a Dios o tener que cumplir
grandes sacrificios u obras. Él solo pide un corazón contrito y humillado y Él
no lo despreciará. (Sal 51:17)
Alabemos
a Dios diariamente por habernos librado de la condenación, de la paga del
pecado, de las consecuencias de nuestras iniquidades pasadas. Si tú no has
experimentado la libertad de la pesada carga del pecado, este es el mejor
momento para entregar tu vida a Cristo.
Dile:
Señor Jesús, te reconozco como mi Señor y Salvador, creo que moriste por mí
para salvarme de la condenación eterna, creo que Eres el Hijo de Dios, único
mediador entre Dios y los hombres, Entra a mi vida, transfórmala, dame un
corazón nuevo, quiero servirte, honrarte, exaltar Tu Nombre. Amén.
Saludos cordiales,
bendiciones
Maná para Eben-ezer
Templo Cristiano Eben-ezer
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