LA MUJER COMO AYUDA IDÓNEA

La biblia nos dice que una mujer tiene que ser la ayuda idónea para el hombre en todos los aspectos, ella debe ser el complemento ideal para el esposo. Debe ser una mujer virtuosa que vele por los intereses del matrimonio y de la familia. Una mujer de oración, llena de la palabra de Dios y al cuidado del hogar.

Pero hemos visto lo contrario de una mujer, cuando ella no se sujeta a su esposo conforme la palabra de Dios; nos topamos con hogares maltratados, con hijos descuidados, casas desordenadas, la mujer se la pasa con las amigas, su vida es andar en fiestas y menos en la casa, alejada de Dios. Por eso el Apóstol Pablo le dice a Timoteo sobre las viudas jóvenes (lo aplicaré para toda las mujeres), Le dice: porque cuando, impulsadas por sus deseos, se rebelan contra Cristo, quieren casarse, incurriendo así en condenación, por haber quebrantado su primera fe. Y también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran (1 Timoteo 5:11-13). Hermanas no vayan a caer en esta situación como lo menciona la biblia, esto no ayuda nada al matrimonio, al contrario, lo va destruyendo poco a poco, el hecho no es sólo obedecer al esposo, sino honrar a Dios a través de un buen testimonio. Y aun cuando te faltaré tu esposo sigues siendo la ayuda idónea, porque tienes hijos que cuidar, un hogar que respetar, y a obedecer a Dios.

La biblia habla consejos para una mujer que es ayuda idónea para su esposo, para sus hijos y para Dios: Las ancianas (toda mujer) asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien, que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.

Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos (1 Pedro 3:1-5)

Saludos cordiales, bendiciones

Maná para Eben-ezer

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