Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de
hecho,
hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús,
dando gracias a Dios Padre
por medio de él.
Colosenses 3:17
Uno
de mis pasajes bíblicos favoritos relacionados con el trabajo es Nehemías 1–2.
Nehemías, un funcionario del rey Artajerjes, había sido un trabajador tan
ejemplar que el monarca quiso honrarlo brindándole ayuda cuando estuvo triste
porque Jerusalén seguía en ruinas. Le preguntó: «¿Por qué está triste tu
rostro? […] ¿Qué cosa pides?…» (Nehemías 2:2, 4). No era un empleado
cualquiera; era el copero, el hombre que probaba la bebida del rey para impedir
que lo envenenaran. Para alcanzar tal posición, aparentemente se esforzó en su
trabajo y honró a Dios en todo. Y el rey le concedió sus peticiones.
A
Dios le interesa cómo trabajamos. Colosenses 3:23 nos dice: «Y todo lo que
hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres». Podemos
seguir el ejemplo de Nehemías de este modo: honrando a Dios al ser trabajadores
competentes y confiables (Nehemías 1:11–2:6); interesándonos con pasión por los
demás y por lo que ellos valoran más; actuando, e incluso arriesgándonos
ocasionalmente, para honrar lo que es importante para Dios y para los demás
creyentes (2:3-6).
Cuando
honramos al Señor en el trabajo, nuestros jefes tal vez lo noten. Pero aunque
no lo hagan, el deseo y el propósito de nuestro corazón debe ser honrar a Aquel
a quien realmente servimos: el Señor nuestro Dios (Colosenses 3:17, 23).
Tomado
de: http://rbclatino.org
Saludos
cordiales, bendiciones
Maná
para Eben-ezer
Templo
Cristiano Eben-ezer
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