¿Y
cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito:
¡Cuán hermosos son
los pies de los que anuncian la paz,
de los que anuncian buenas nuevas!
Romanos 10:15
El
ser humano es convenenciero por naturaleza. Si ve o siente que algo no le
conviene, no lo hace, no lo procura, no le dedica tiempo ni esfuerzo. Por otro
lado, si ama algo o alguien, todo cambia, hay deseo, hay dedicación, hay
esfuerzo, responsabilidad, todas las acciones van encaminadas a satisfacer o
agradar a quién ama.
El
problema es que la gran mayoría de la gente no sabe lo que realmente le
conviene, porque no sabe, no ha visto, no ha oído, no ha experimentado…
Si
amamos a Dios (y no porque seamos buenos sino porque Él nos amó primero) y
hemos experimentado Su presencia, será sencillo entender que hay muchas formas
de demostrarle nuestro amor y compromiso con Él.
Él
dice en Su palabra, YO AMO A LOS QUE ME AMAN. Imaginemos solo por un instante
tener de continuo el amor de Dios en nuestras vidas. Que el Todopoderoso esté
velando por nosotros, cuidándonos, protegiéndonos como poderoso gigante.
Pero
¿cómo le demostramos que le amamos? Una forma es buscándolo en oración, otra,
leyendo (escudriñando) Su Palabra, apoyando los cultos de la iglesia, ayunar,
nacer de nuevo a la escuela dominical en la que una de dos, o aprendemos algo o
compartimos lo que sabemos pero nunca se regresa vacío.
¿Amamos
a Dios? Pues bien, uno de Sus deseos es que nadie perezca espiritualmente sino
que todos procedan al arrepentimiento. La forma de apoyar ese deseo es PREDICAR EL EVANGELIO. Hablar a otros
de lo que Él quiere para todos, que Jesucristo es el único camino para llegar a
Dios y que fuera de Dios hay perdición eterna.
A
tiempo, fuera de tiempo, redargüir, reprender, exhortar, con toda paciencia y
doctrina (2 Timoteo 4:2).
No
hay problema en ser convenencieros, siempre lo seremos, lo importante es que
aprendamos y nos demos cuenta de que lo que más nos conviene, es estar a
cuentas con Dios. Servirle, amarle, estar en Su presencia.
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios
Altísimo ha hecho conmigo (Daniel 4:2)
Venid luego, dice
Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la
grana, como la nieve serán
emblanquecidos; si fueren rojos como el
carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Si quisiereis y oyereis, comeréis el
bien de la tierra; si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho. Isaías
1:18-20
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
Templo Cristiano Eben-ezer
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