Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino;
y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo
Jonás 3:10
La
historia de Jonás es muy conocida ¡hasta por los niños!, y la enseñanza que a
través del estudio de este libro (Jonás) recibimos es bastante
aleccionadora. Sin embargo escudriñando
un poco mas hoy quisiera compartirte sobre la gran ciudad de Nínive, ¡sí! esa ciudad
que su maldad había llegado hasta la presencia de Dios, y que el propósito de
enviar a Jonás era justamente anunciarles que su tierra sería destruida (ver Jonás.
1:2).
Creo
que Dios en Su infinita sabiduría suprema, pudo no haberles avisado a los
ninivitas sobre la destrucción, sin embargo nuestro Dios que es grande en misericordia, sabía que
podían arrepentirse y rectificar sus caminos, dándoles entonces la oportunidad
de hacerles saber por medio de Jonás los planes que Él tenía para ellos y que entonces ellos mismo
hicieran algo al respecto.
En 2 Crónicas 7:14 dice: Si se
humillare mi pueblo, sobre el cual mi
nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Y ¿sabes? Estas palabras no solo fueron para
el tiempo del Rey Salomón y su pueblo, ¡también fueron para la ciudad de Nínive! pues Los habitantes de la ciudad,
grandes y pequeños, creyeron en Dios, proclamaron ayuno y se pusieron ropas
ásperas en señal de dolor (Jonás 3:5) Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que
les haría, y no lo hizo (Jonás
3:10).
No
sé si “los malos caminos” o la maldad que actualmente se vive en nuestras
ciudades ya hayan llegado hasta la presencia de Dios, confío en Dios que no, pues Misericordioso
y clemente es Jehová; lento para la ira,
y grande en misericordia. Salmo 103:8, pero lo que sí sé es que hoy nuestras ciudades
necesitan urgentemente que oremos por ellas, que como ciudad, desde el mayor
hasta el más pequeño, como en los tiempos de Nínive, nos unamos en ayuno y
oración clamando para que Dios sané nuestra ciudad y su gente.
Saludos
cordiales, bendiciones
Maná
para Eben-ezer
Templo
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