Les comparto un mensaje que encontré en Internet de Lou Seckler. Hay cosas maravillosas que acontecían cuando oraba la iglesia primitiva. Cosas extraordinarias sucedían cuando los miembros se ponían de acuerdo en algo y oraban por ello. Porque cuando aquella iglesia oraba, un terremoto derrumbó el edificio. Mientras oraban todos los creyentes se llenaron del Espíritu Santo. Cuando la iglesia oraba podían hablar de Cristo con denuedo. Cuando la iglesia oraba tenía gran poder y mucha gracia sobre cada miembro. Creo en el Señor que cuando una iglesia ora el poder de Dios se hace presente entre los miembros. El poder de Dios opera a través de una iglesia que ora. Señales y maravillas o milagros, salvación y sanidades, todo eso acontece en el contexto de una iglesia que dedica tiempo a la oración. El patrón que encontramos en la primera iglesia es que ellos oraban y lo hacían con frecuencia. Ya es hora en que decidamos empezar a orar como iglesia siempre que sea posible. Así como tenemos instrucción de Dios que cada miembro debe orar, también debemos orar como iglesia.
El concepto de la oración a nivel iglesia era importante para dos predicadores Pedro y Juan. Y cuando estaban lejos del cuerpo de Cristo, la iglesia, siempre oraba con suplicas y ruegos en el Espíritu. En Hechos 4 Pedro y Juan estaban en la cárcel. Mientras tanto, la iglesia oraba por ellos. Cuando sus líderes estaban en dificultades la iglesia oraba por ellos. Luego, al salir de la cárcel Pedro y Juan (v. 23) fueron directamente donde se reunía la iglesia. Fueron a contarles lo que les había pasado. Y cuando los reunidos escucharon todo aquello, “alzaron unánimes la voz a Dios” (v. 24) Cuando los discípulos contaron a la iglesia cómo los sacerdotes les amenazaron, la iglesia decidió orar por ellos. ¡Eso es algo maravilloso! Los dos no necesitaron pedirles que orasen por ellos; la iglesia automáticamente alzó sus voces a Dios y oró. Asimismo cuando Herodes encarceló a Pedro la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.
Cuando Dios se presenta la obra prospera y ya no seremos iguales. Por lo tanto, que dediquemos por lo menos una noche a la semana a la oración a nivel iglesia. Y en la noche asignada a la oración, que vayan todos preparados. Porque si oramos también adoraremos. Si oramos también daremos testimonio de Cristo. Si oramos también ofrendaremos. Si oramos también creceremos espiritualmente. Si oramos también evangelizaremos.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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