Que contraste con los magos del Oriente: hombres sabios, estudiosos, entendidos en el movimiento de los astros y por si fuera poco eran gentiles, es decir, que no eran judíos.
Pero Dios que no hace acepción de personas quiso anunciar al mundo judío y gentil que Su hijo Jesucristo habría de nacer. Lo que me llama la atención que tanto unos como los otros tuvieron un sentir común muy dentro de su corazón que era alabar y adorar al Hijo de Dios.
Son de los misterios de Dios, que aun en nuestros días tanto humildes como entendidos, pobres como ricos, sabios como sencillos cuando hemos tenido un encuentro con nuestro Señor Jesucristo se produce en nosotros el mismo deseo que hubo en aquellos pastores y aquellos magos de Oriente: alabar y adorar al Hijo de Dios. Sigamos teniendo ese mismo sentir.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
Templo Cristiano Eben-ezer
ebenezertemplocristiano2009@gmail.com
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