Quién diría que verdaderamente la alabanza a Dios cambia las cosas. Es algo místico, algo misterioso, secreto de Dios. Se hace cuando uno realmente confía en el Señor, se vive cuando conocemos a Dios. La alabanza a Dios en medio de tu problema o necesidad pareciera para muchos algo sin sentido, sin respuesta, sin fruto. Algo hasta ridículo de pensar y de hacer. ¿Cómo alabar cuando vienen a atacarme? ¿Cómo cantar y elevar mi voz como si nada pasara, cuando todo está contrario? Pues ahí es donde Dios se mueve. Increíble, ¿no? Para mí es todavía algo inconcebible, no lo puedo entender, no puedo comprender que mi problema desaparezca cuando alzo mi voz para alabar al Rey de reyes y Señor de señores, es como si fuera una llave, la llave maestra, aquella que abrirá todas las puertas cerradas de tu vida, aquella que solucionará el problema que quieras, con tan sólo alabarle. Tiene que ser una adoración con toda el alma, en espíritu y en verdad; con alegría y con gozo. Tienes que estar enfocado en Aquel que está recibiendo tu ofrenda de labios, tu ofrenda de adoración, y tienes que ver al Invisible, disfrutar de Su Hermosura y de lo que ÉL puede ser capaz de hacer, porque está arriba de toda potestad. El pueblo de Dios lo experimentó. Claramente dice: “Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros” Todos esos pueblos venían en guerra contra Judá, pero no contaban con que el Dios de Israel estaba con ellos, que con tan solo hacer una melodía de olor grato y agradable ante los ojos, los oídos y el corazón del Señor, ÉL era capaz de hacer cualquier cosa por Su pueblo, tanto así, que lo imposible sucedió, lo inimaginable, lo inaudito: Las mismas emboscadas planeadas contra Judá, fueron entorpecidas completamente que se empezaron a matar entre ellos mismos, entre el pueblo que planeaba la muerte de Judá; y Dios lo hizo así, para que una vez más conocieran que había Dios en Israel, en Judá, y para que vieran que podemos llegar al corazón de Dios con una alabanza de corazón, con una ofrenda de labios sincera, con un corazón contrito y humillado ante Su Presencia y reconociendo que ÉL ES DIOS, y no hay dios fuera de ÉL, no hay en otro salvación, no hay quien pueda hacer las obras como las que hace ÉL. Aleluya. Alabemos al Señor desde ahora y para siempre.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
Templo Cristiano Eben-ezer
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