En estas palabras hay cuatro pensamientos hermosos:
1. Dios es el dueño de todo, y nos lo da todo.
2. Nosotros no tenemos nada, solo lo que hemos recibido, sin embargo, todo lo que hemos recibido ha sido de parte de Dios.
3. Es nuestro privilegio y honra devolver a Dios lo que recibimos de Él.
4. Dios tiene una alegría doble cuando recibe de regreso lo que Él nos dio.
Dios nos da todo
Es la gloria de Dios, y su especial naturaleza, estar siempre dando. Dios es el dueño de todo. No hay ningún poder, ninguna riqueza, ninguna bondad, ningún amor, fuera de Dios. Es su naturaleza misma no vivir para sí, sino para sus criaturas. El suyo es un amor que siempre se deleita en dar.
Nosotros recibimos todo
Así como la naturaleza y gloria de Dios es siempre estar dando, es la naturaleza del hombre estar siempre recibiendo. Cada uno de nosotros ha sido hecho un vaso en el cual Dios puede derramar su vida, su belleza, su felicidad, su amor. Cada uno de nosotros fuimos creados para ser receptores de tanta vida y bendición celestial que Dios regala.
Nosotros devolvemos todo
Si Dios da todo y yo lo recibo todo, entonces yo debo devolverlo todo. Es un privilegio que, Dios me dé, la dicha servirle. Es una dicha que el Dios Eterno diga: “Ven ahora, y devuélveme todo lo que yo doy”. Alguien dirá: ¡Oh! ¿Pero debo devolver todo? Hermano, hay gran felicidad y gozo en el dar a Dios. Nosotros recibimos, y luego por amor, le devolvemos a Él, lo que Él como Dios nos ha dado.
Dios se regocija en nuestro dar
Dios da todo, yo recibo todo, yo doy todo. Dios se regocija grandemente cuando nosotros damos a Él. No sólo es que yo sea el receptor y el dador, sino Dios también es el Dador y el Receptor, y, Él se goza aún más en la recepción que en la dádiva.
Hermano, usted no sabe cuán precioso es a los ojos del Padre el regalo que usted le trae. Dios en su amoroso corazón de Padre, anhela que usted le dé todo. Esta no es una demanda, no es la dura demanda de un amo, sino el llamado de un Padre amoroso, que sabe que cada regalo que usted le trae lo enlazará más a Él, y cada entrega que usted hace abrirá más ampliamente su corazón para obtener más de sus dones y bendiciones espirituales.
En lugar de decir siempre a Dios: Dame, dame, dame, debemos decir: Sí, Señor, Tú eres dador, Tú amas dar, y yo amo devolver. Todo es tuyo. Todo lo que tengo Tú me lo has dado.
Pruebe esa vida y averigüe lo maravilloso que es entregarle y darle a Dios todo lo que tenemos. Al honrar a Dios con lo que tenemos, le entregamos la mejor y la más bella de las alabanzas para Él.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
Maná para Eben-ezer
Templo Cristiano Eben-ezer
ebenezertemplocristiano2009@gmail.com
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