viernes, mayo 07, 2010

MUJERES DE FE


Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años,  se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí:  Si tocare solamente su manto,  seré salva. Pero Jesús,  volviéndose y mirándola,  dijo:  Ten ánimo,  hija;  tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora. Mateo 9:20-22 

Un sólo toque, una sola fe, pequeña como el grano de mostaza, pero fue suficiente para que el Maestro la viera, le recalcara y le diera una enseñanza de vida: "Ten ánimo Hija, tu fe te ha salvado" Ella sólo buscaba el borde del manto del Señor, no pedía una palabra, no pedía que Jesús pusiera Sus manos sobre ella. Tal vez era tímida y tenía vergüenza al exponer su causa delante de Jesús sobre su enfermedad, tal vez por eso ella sólo pedía tocar su manto, para ser salva, para ser sanada. Pero lo importante, es que ella fue en busca de ese encuentro, dentro de su petición y lo que ella conocía del Señor, sabía que aún si ella no exponía su causa ante la multitud y frente a Jesús, el mismo poder de Dios emanaba sobre la vida de Jesús, y sabía que todo él estaba cubierto de ése poder, que estaba completamente revestido de la gracia y la magnificencia del Rey de reyes y Señor de señores, que Su poder era inigualable y determinantemente poderoso sobre cualquier otra cosa creada en el mundo, no había comparación. Por eso ella se acercó, le bastaba sólo tocar el manto; le bastaba sólo eso, porque sabía que su poder saldría de él al momento de tocar su manto y ella quedaría sana.

Que nuestra fe sea tan sencilla como la de esta mujer, sin dudas ni lugar a ellas,  que nuestra fe sea tan sincera y no fingida como la mujer que tocó tan sólo el manto de Jesús, y ni siquiera tocó una buena parte, sólo su bordo, sólo algo pequeño que viniera de Dios y ella sería salva, su fe se basaba en eso mismo, el poder de Dios reposaba sobre la vida de Jesús, sabía que tan sólo un toque bastaría para recibir la unción de Dios, para recibir la respuesta de Dios, para ser liberados de nuestros problemas, para ser llenos de la gracia del Señor, para ser felices.

Ésa es la verdadera fe que Dios busca, no fingida, la fe tan sencilla y sin complicaciones que obra poderosísimos milagros. Tocar el bordo del Señor es de grandes, no cualquiera quedaría satisfecho con ése toque porque tal vez pueda parecer insignificante y de poco valor, pero es todo lo contrario, completamente TODO lo contrario.


Saludos cordiales, bendiciones
Templo Cristiano Eben-ezer | ebenezertemplocristiano2009@gmail.com  

Arturo Gómez Garza
Pastor Eben-ezer
arturo_gomezgza@hotmail.com | Tel. 81-35-32-01

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