Ten piedad de mí, oh Dios,
conforme a tu misericordia;
conforme a la multitud de tus piedades
borra mis rebeliones.
lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.
Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente
Salmo 51:1-2,12
Los
deseos de la carne han destruido a muchos hombres fuertes. Sansón cayó presa de
la tentadora Dalila (ver Jueces 16:6). Salomón escribió el producto de su
propia y amarga experiencia cuando dijo: Ahora pues, hijos, oídme, y estad atentos a
las razones de mi boca. No se aparte tu corazón a sus caminos; no yerres en sus
veredas. Porque a muchos ha hecho caer heridos, y aun los más fuertes han sido
muertos por ella. Proverbios 7:24-26. Es difícil imaginar pecados más
horrendos que lo que cometió David. Se podía probar que había quebrantado dos
de los mandamientos de Dios, quebrantó el séptimo no cometerás adulterio, con Betsabe. También violó el sexto
mandamiento no matarás, al hacer
planes para que Urías, el esposo de Betsabe resultara muerto en el campo de
batalla. David pensó que todo iba a
quedar impune, pero Dios no se lo permitió, vino el profeta Natán para declarar
al rey su maldad por medio de una parábola muy interesante la del hombre con
una sola ovejita.
Cuando
David se dio cuenta de lo horrible de sus hechos se arrepintió y escribió este
gran salmo de penitente (Salmo 51). El remedio infalible de Dios para la culpa
y la contaminación del pecado hoy es la sangre de Jesucristo su Hijo (1 Juan
1:7)
Para
que la conciencia sea liberada de las obras pecaminosas de la carne hay que
recurrir a la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció
a si mismo sin mancha a Dios. David deseaba
alabar y agradar al Señor; el pecado había sellado sus labios pero Dios y Su
restauración le darían suficiente razón para volver a regocijarse y alabarle.
En el Salmo 40:3 David dijo que Dios había puesto en su boca una canción nueva,
alabanza a nuestro Dios. Verán estos muchos y temerán y confiaran en Jehová.
Las
personas que están alejadas de Dios no tienen un cántico espontáneo para Dios,
los que han experimentado la salvación y el perdón de pecados, si. Para nadie
resulta agradable el reconocer que es pecador, pero ese es el primer paso para
la salvación. La Biblia enseña que todos hemos pecado y que el corazón del
hombre es totalmente malo; el milagro de la salvación consiste en la transformación
de un corazón malo. Si David jamás
hubiera orado por la limpieza de su corazón nunca hubiera experimentado la
restauración espiritual y la paz.
Queremos
orar por ti
Templo
Cristiano Eben-ezer
Saludos
cordiales, bendiciones
Maná
para Eben-ezer
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