martes, agosto 20, 2019

UN LLAMADO A LA SALVACIÓN






Ten piedad de mí, oh Dios,
conforme a tu misericordia;
conforme a la multitud de tus piedades
borra mis rebeliones.
lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.
Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente
Salmo 51:1-2,12


Los deseos de la carne han destruido a muchos hombres fuertes. Sansón cayó presa de la tentadora Dalila (ver Jueces 16:6). Salomón escribió el producto de su propia y amarga experiencia cuando dijo:  Ahora pues, hijos, oídme, y estad atentos a las razones de mi boca. No se aparte tu corazón a sus caminos; no yerres en sus veredas. Porque a muchos ha hecho caer heridos, y aun los más fuertes han sido muertos por ella. Proverbios 7:24-26. Es difícil imaginar pecados más horrendos que lo que cometió David. Se podía probar que había quebrantado dos de los mandamientos de Dios, quebrantó el séptimo no cometerás adulterio, con Betsabe. También violó el sexto mandamiento no matarás, al hacer planes para que Urías, el esposo de Betsabe resultara muerto en el campo de batalla.  David pensó que todo iba a quedar impune, pero Dios no se lo permitió, vino el profeta Natán para declarar al rey su maldad por medio de una parábola muy interesante la del hombre con una sola ovejita.

Cuando David se dio cuenta de lo horrible de sus hechos se arrepintió y escribió este gran salmo de penitente (Salmo 51). El remedio infalible de Dios para la culpa y la contaminación del pecado hoy es la sangre de Jesucristo su Hijo (1 Juan 1:7)

Para que la conciencia sea liberada de las obras pecaminosas de la carne hay que recurrir a la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a si mismo sin mancha a Dios.  David deseaba alabar y agradar al Señor; el pecado había sellado sus labios pero Dios y Su restauración le darían suficiente razón para volver a regocijarse y alabarle. En el Salmo 40:3 David dijo que Dios había puesto en su boca una canción nueva, alabanza a nuestro Dios. Verán estos muchos y temerán y confiaran en Jehová.

Las personas que están alejadas de Dios no tienen un cántico espontáneo para Dios, los que han experimentado la salvación y el perdón de pecados, si. Para nadie resulta agradable el reconocer que es pecador, pero ese es el primer paso para la salvación. La Biblia enseña que todos hemos pecado y que el corazón del hombre es totalmente malo; el milagro de la salvación consiste en la transformación de un corazón malo.  Si David jamás hubiera orado por la limpieza de su corazón nunca hubiera experimentado la restauración espiritual y la paz.

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