Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al
mundo,
sino para que el mundo sea salvo por él. Juan 3:17
Me
gusta mucho traer a la memoria los recuerdos de mi infancia, pues muchos de
ellos ahora puedo relacionarlos con situaciones que me llevan a reflexionar
sobre la Palabra de Dios. Te comparto que uno de mis juegos favoritos eran las
escondidas, para mí lo más divertido de este juego era, además de “salvarme” de
que me encontraran, tener el “honor” de poder rescatar a los amigos con un “salvación por mí y por todos mis amigos”
¿lo recuerdas?
Y
esta salvación que obviamente era a modo de juego me hace pensar en una
salvación que definitivamente no es un juego, pues ésta es la verdadera, única
y más gloriosa salvación que podemos obtener y que es la que Dios nos ha dado a
través de Jesucristo Su Hijo, y Su Palabra nos lo confirma: Porque no envió Dios a su Hijo
al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. Juan
3:17
Dios
en Su infinito amor y misericordia envió a Su unigénito, Jesucristo, para que
por Su sangre derramada en la cruz del calvario fueran nuestros pecados
perdonados: porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada
para remisión de los pecados. Mateo 26:28 y entonces como creyentes en
Cristo, podamos obtener la salvación de nuestras almas y gozar un día de la
vida eterna.
Hoy
te invito a que compartas con tus amigos esta gloriosa salvación que has
recibido por Cristo y que ellos también, al reconocer a Cristo como Su Señor y
Salvador, puedan disfrutar de los beneficios que Él trae a nuestras vidas: Salvación
y Vida Eterna.
Templo
Cristiano Eben-ezer
Saludos
cordiales, bendiciones
Maná
para Eben-ezer
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