Vino Jesús a casa de
Pedro,
y vio a la suegra de éste postrada en cama,
con fiebre.
Y tocó su mano, y la
fiebre la dejó;
y ella se levantó, y
les servía.
Mateo 8:14-15
Me
maravillo cada vez que leo estos versículos. La breve historia que narra me
cautiva, porque al leerla me gozo, y al mismo tiempo quedo perplejo, ya que no
me puedo explicar cómo esta mujer después de haber estado en cama, con fiebre y
enferma, inmediatamente después de recibir la sanidad de Jesús, al instante se
levanta y comienza a servir a los que están en casa, incluyendo por supuesto al
Hijo de Dios, de quien recibió tal sanidad.
El
versículo 15 nos dice que al tocar Jesús la mano de la mujer, la fiebre
desapareció, la mujer se levantó y les servía,
esto nos hace ver el gran poder que hay en Jesús y nos demuestra que cuando el Señor nos sana también renueva
nuestras fuerzas, para así poder servirle.
La
suegra de Pedro, después de haber recibido la sanidad del Señor, puedo haberse
quedado recostada, la gente que estaba allí lo hubiera entendido, pues cuando
nos aqueja una fiebre, por lo regular cuando esta pasa, quedamos débiles y sin
ánimos de hacer cosas. Pero esta mujer
no pierde el tiempo, y después de haber recibido su milagro, en agradecimiento
decide atender al Señor y a los que estaban en casa. Eso es verdadero servicio,
un servicio lleno de agradecimiento y amor por su Señor, y nos deja el gran
ejemplo para que no esperemos el tiempo propicio para servir a Dios, ya que en
todo tiempo debemos servirle y agradecerle por todo lo que ha hecho por
nosotros y en nosotros.
Queremos orar por ti
Templo Cristiano Eben-ezer
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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