martes, mayo 17, 2016

MANA PARA LA MUJER QUE SIRVE A DIOS



Vino Jesús a casa de Pedro,
 y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre.
Y tocó su mano, y la fiebre la dejó;
y ella se levantó, y les servía.
Mateo 8:14-15


Me maravillo cada vez que leo estos versículos. La breve historia que narra me cautiva, porque al leerla me gozo, y al mismo tiempo quedo perplejo, ya que no me puedo explicar cómo esta mujer después de haber estado en cama, con fiebre y enferma, inmediatamente después de recibir la sanidad de Jesús, al instante se levanta y comienza a servir a los que están en casa, incluyendo por supuesto al Hijo de Dios, de quien recibió tal sanidad.

El versículo 15 nos dice que al tocar Jesús la mano de la mujer, la fiebre desapareció, la mujer se levantó y les servía,  esto nos hace ver el gran poder que hay en Jesús y nos demuestra  que cuando el Señor nos sana también renueva nuestras fuerzas, para así poder servirle. 

La suegra de Pedro, después de haber recibido la sanidad del Señor, puedo haberse quedado recostada, la gente que estaba allí lo hubiera entendido, pues cuando nos aqueja una fiebre, por lo regular cuando esta pasa, quedamos débiles y sin ánimos de  hacer cosas. Pero esta mujer no pierde el tiempo, y después de haber recibido su milagro, en agradecimiento decide atender al Señor y a los que estaban en casa. Eso es verdadero servicio, un servicio lleno de agradecimiento y amor por su Señor, y nos deja el gran ejemplo para que no esperemos el tiempo propicio para servir a Dios, ya que en todo tiempo debemos servirle y agradecerle por todo lo que ha hecho por nosotros y en nosotros.

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Templo Cristiano Eben-ezer


Saludos cordiales, bendiciones

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