domingo, mayo 15, 2016

MANÁ PARA LA MUJER QUE SIRVE A DIOS




Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él
por la palabra de la mujer.
Juan 4:39


De todo lo que hacemos, damos o decimos, recibimos algo a cambio. Ya sea bueno o malo según lo que hayamos hecho, dado o hablado. No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Gálatas 6:7

Servir a Dios es hacer, dar y hablar de lo que Dios es. Y al hacerlo recibiremos la recompensa (MANA) de Dios. La recompensa de Dios es de muchas maneras, según la necesidad que Dios vea en tu vida, pues el conoce todas nuestras necesidades. Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Filipenses 4:19

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. Marcos 16:15. Predicar el evangelio es servir a Dios.

JESÚS Y LA MUJER SAMARITANA.

Y le era necesario pasar por Samaria. Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber?, respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. Y Jesús le declaro toda la vida de la mujer. Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo. Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él. Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo. Juan 4:1-42.

La samaritana sirvió a Dios anunciando a su pueblo que Jesús era el Cristo, su recompensa (MANA) el pueblo creyó en Jesús por sus palabras.

Hay muchas maneras de servir a Dios: orando, colaborando en la iglesia (cocina, aseo, económicamente, enseñando, cantando, siendo buen ejemplo, etc.). Sirviendo a Dios recibiremos su recompensa (MANA).

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Saludos cordiales, bendiciones

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