martes, enero 19, 2016

BENEFICIOS DE LA PRESENCIA DE DIOS EN LOS PROYECTOS PERSONALES



 "Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y Él te llevará por el camino recto"
Proverbios 3:6



Una de las cosas que he aprendido en mi caminar con Cristo cuando tengo algún plan, una meta o cuando tengo que tomar decisiones importantes y dar grandes pasos hacia nuevas cosas, es examinar bien mi corazón. Tengo que escudriñar muy bien mi corazón y las motivaciones del mismo porque el corazón es más engañoso que todas las cosas (Jeremías 17:9)  y mi corazón puede ser engañado fácilmente cuando ya hay un previo "anhelo" o "deseo" o "inclinación" para realizar algo, hacer algo, lograr algo y puedo acomodar la misma Palabra de Dios a mis "deseos" y no porque crea en Dios significa precisamente que TODOS mis planes son los mismos que los Suyos. Tenemos mucha ventaja, sí, cuando Dios está de nuestro lado, le creemos, le alabamos, oramos, etc; pero aún así siempre hay que pedirle el consejo a Quien halla la Ciencia de los Consejos, Él mismo, la sabiduría que habita con la Cordura (Proverbios 8:12), por lo tanto, todos nuestros proyectos, anhelos y sueños tienen que ir acompañados con la sabiduría, inteligencia y cordura (o prudencia) de Dios; "No es bueno el afán sin reflexión, las muchas prisas provocan errores" Proverbios 19:2



Encomendar a Dios nuestro camino y confiar en Él es la mejor forma de responder; neutralizar nuestro corazón en oración es lo ideal para poder escuchar la voz de Dios hablarnos, sea lo que sea que tenga que decirnos o direccionarnos. Sea lo que queramos escuchar, o tal vez no. Por eso el proverbista nos aconseja: "Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y Él te llevará..." Tómalo en cuenta, Él te puede dar las estrategias idóneas para lograr ese sueño o esa meta, y no meramente las tuyas sean las que funcionen. 

En muchas ocasiones de guerra del pueblo de Israel con sus enemigos, siempre le consultaban a Dios para saber qué hacer y cómo hacerlo. Siempre que se le pidió consejo a Dios, Él respondía qué hacer y cómo hacerlo, de la mejor manera, a la manera de Él. No por ser el pueblo escogido de Dios se aventaban a la guerra sin pedir el respaldo de Dios, y cuando lo llegaron a hacer, había consecuencias. 



Poner nuestra vida en las manos de Dios es lo mejor que podemos a hacer. A medida que vamos conociéndole en intimidad, oración, ayuno y lectura de Su Palabra, podremos ir afinando nuestro oído y sensibilidad para saber lo que Dios quiere para nosotros, pero siempre ponerlo a Él en primer lugar y Su voluntad que siempre es buena para nosotros, así todo nos saldrá bien.  





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