miércoles, julio 15, 2015

DESDE LOS SALMOS A TU PERSONA





DESDE LOS SALMOS A TU PERSONA

Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,  así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Salmo 42:1


La canícula está  comenzando, son cuarenta días y es la temporada del año en que el calor es mucho más intenso, estamos hablando de más de 35°C, y por supuesto que de manera muy especial esta época estoy al pendiente de proveer de suficiente agua a mis plantas y mi mascota, e incluso yo misma también trato de hidratarme un poco más de lo acostumbrado, para evitar contrariedades.

Y esta situación me hizo pensar en el Rey David, en la comparativa que él hace de sí mismo con un ciervo que brama, dice el Salmo 42:1  Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Y al meditar en este versículo me imagino un poco la escena: cuando  un ciervo brama es porque está en la apremiante necesidad de conseguir agua, el ciervo clama desde lo más profundo de su ser pues necesita saciarse  debido a la gran necesidad que tiene de sed;  aunado además a que su cuerpo desprende un olor que necesita encubrir pues de no hacerlo será presa sencilla para sus devoradores, lo que el agua provoca es que no sea rastreado fácilmente  por sus enemigos. Y así es como seguramente se sentía el rey David, presa fácil del enemigo pero sabía que la única manera de saciar su espíritu y su alma era solamente a través de la Presencia del Dios Altísimo y por eso él le buscaba  como dice en el Salmo 63:1 Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas.

Y haciendo un poco una comparativa con lo que te compartía de la canícula, quizás haya épocas y/o momentos en nuestras vidas  que sean agobiantes e intensos en los que solo nos queda clamar a Dios desde lo más profundo de nuestras almas con la imperiosa necesidad de sumergirnos en las aguas refrescantes de Su Presencia para que sea saciada la sed de nuestras almas y que sea su Espíritu Santo quien venga a reconfortar nuestros corazones quebrantados.

Si tu anhelo es saciar la sed espiritual que te agobia, hoy te invito como Jesús lo hizo con la mujer samaritana: más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. Juan 4:14

Queremos orar por ti
Envía tu petición a: ebenezertemplocristiano2009@gmail.com 
Templo Cristiano Eben-ezer


Saludos cordiales, bendiciones

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