El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige. Proverbios 13:24
Sin duda alguna convertirse en padres es algo maravilloso, los hijos traen gran alegría y ternura, pero también una gran responsabilidad.
Es muy fácil consentir a nuestros hijos, quien no se enternece ante la sonrisa y satisfacción de un hijo, después de todo nos esforzamos por darles lo mejor e inconscientemente buscamos darles todo lo que no tuvimos, quisiéramos que no les faltara nada, sin embargo, no debemos descuidar también la disciplina y corrección a los niños, desde temprana edad es conveniente hacerles ver que deben obedecer, que todos sus actos tienen consecuencias y que Dios será el encargado de recompensar sus esfuerzos como buenos hijos.
Como admiro a mis padres, ahora que tengo mis hijos, cómo nos hicieron entender la fe en Dios, el respeto mutuo, el trabajo duro, la honradez, la importancia de la familia, en fin, sin duda alguna fue su ejemplo y también que desde muy pequeños nos corregían siempre con la consigna: “es por tu bien, es porque te amo” y a lo mejor en su momento no lo entendí pero hoy agradezco y reconozco que así fue y me supieron guiar por el camino de bien.
La palabra de Dios es clara, si amas a tus hijos, debes corregirlos, los niños y no tan niños, a veces no alcanzan a ver lo que es conveniente para ellos mismos, pero como padre de familia, que velas por su bienestar, puedes expresar tu amor y atención a ellos corrigiendo con amor las ideas y actitudes antes de que sea demasiado tarde y cuando sean grandes agradezcan por haberles guiado desde su corta edad.
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