El predicador debe orar por su iglesia, y la
iglesia tiene que orar por su pastor, y es que un verdadero predicador, después
de cultivar su propio espíritu y orar por los suyos, anhela con gran vehemencia
que sus hermanos oren por él ... !Y no se avergüenza de ello! Cuantos más abiertos estén los ojos del
predicador a la naturaleza, responsabilidad y dificultades de su obra, tanto
más verá y sentirá la necesidad d la oración, no solamente la privada e
intercesora que él haga con Dios, sino la de otros que le acompañen y ayuden
con sus oraciones correspondientes.
Pablo es una ilustración de esto; si alguno podía proyectar el
Evangelio por golpe de fuerza personal, por
poder del cerebro, por cultura, por gracia personal, por comisión
apostólica de Dios,
por llamamiento extraordinario, aquel hombre era
Pablo. En cuanto a que el predicador debe ser un hombre dado a la oración,
Pablo es un eminente ejemplo. Pero todavía va mas allá;
a sus hermanos de Roma escribió:
"Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor
Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a
Dios" (Romanos 15:30)
A los efesios, les dijo:
"orando en todo tiempo con toda oración y
súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por
todos los santos; y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra
para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, " Efesios
6:18,19
Asimismo enfatizó a los colosenses:
"orando también al mismo tiempo por nosotros,
para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el
misterio de Cristo, por el cual también estoy preso, para que lo manifieste como debo hablar.
" Colosenses 4:3,4
También a los tesalonicenses les rogó:
"Hermanos, orad por nosotros ... que la
palabra del Señor corra y sea glorificada como entre vosotros, y que seamos
liberados de hombres importunos y malos" 1Ts. 5:25, 2Ts. 3:1 y 2
Pablo, pues, pide, anhela y aboga de una manera
apasionada por la ayuda de todos los santos de Dios. Sabía que en la esfera
espiritual, como en cualquier otra parte, la unión hace la fuerza; que la
concentración y agregación de la fe, deseo y oración aumenta el volumen
espiritual hasta llegar a ser abrumador e irresistible. y es que la combinación
de unidades de oración, semejante a gotas de agua, hacen un océano que desafía
la resistencia. así Pablo, con su clara y plena aprehensión de la dinámica
espiritual, determinó hacer un ministerio tan impresionante, tan eterno, tan
irresistible como el océano por la acumulación de todas las unidades dispersas
de oración, precipitándolas todas sobre su ministerio.
Esta actitud de Pablo ilustra su humildad y
profunda visión interior de la proyección del Evangelio. Además enseña una
lección para todos los tiempos: la necesidad que tienen los ministros de que
oremos por ellos.
Tomado del libro: El Predicador y
la Oración
Escrito por E. M. Bounds
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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