Hubo un rey que anduvo en los caminos de Dios y buscó a Dios, el cual confirmó su reino. Pero un día, vinieron contra él multitud de guerreros, tantos, que se llenó de temor y como hombre, no supo qué hacer; esto tal vez se pudo haber visto mal en aquel tiempo y en los nuestros, que un hombre con tal responsabilidad y liderazgo se expresara de esa manera, pero se humilló delante de su Dios y buscó Su consejo, pidió ayuno a todo el pueblo de Judá. Este hombre que era rey, que Dios había confirmado su reino y tuvo riquezas y gloria en abundancia, se enfrentó ante una situación que ni aun toda su gloria podía resolver. Siendo la cabeza de un pueblo y con la responsabilidad y liderazgo que tenía, se esperaría que tuviera las herramientas necesarias para combatir cualquier dificultad, pero vemos que él mismo expresó en 2 Crónicas 20:12 "No sabemos qué hacer". Tal vez haya hombres frustrados porque no pueden sacar adelante alguna situación familiar o economía y que se sienta incapaz o inútil para algo. Pero Josafat fue sincero delante de Dios y no le importó expresarlo delante de todo su pueblo. Este hombre fue honesto al decir entre líneas: "Señor, Dios Todopoderoso, te necesito" Y al final, vemos que ni siquiera tuvieron que esforzarse humanamente mas que para caminar y presentarse delante del enemigo y Dios hizo todo lo demás. Dios mismo fue quien derribó a los adversarios del rey Josafat, rey de Judá, y el pavor de Dios cayó sobre todos los reinos de aquella tierra y el reino de Josafat tuvo paz, porque su Dios le dio paz por todas partes.
Como Su Palabra dice: "El corazón contrito y humillado, no despreciarás tú, oh Dios" Salmos 51:17
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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