Siempre me sorprende, cada vez que me pongo a meditar en ello, el grandísimo amor que nuestro Padre Dios tiene para con nosotros. A veces estamos muy ocupados para reflexionarlo y observar todas aquellas cosas con las cuales Dios nos atrae y olvidamos Su grandeza, Amor, Poder, Majestad y Bondad.
Pero la realidad es que Dios siempre nos busca, siempre está ahí esperando que nosotros le hablemos y correspondamos ese amor y cuidado. El libro de Oseas, capítulo 11 es uno de los tantos pasajes bíblicos que nos habla que Dios siempre está ahí, extendiendo Su mano, queriendo salvar al pecador y menesteroso, queriendo librarnos del mal, pero nosotros nos alejamos y ni nos damos cuenta de TODO lo que Dios está tratando de hacer en nuestras vidas.
No hay mayor garantía que la CRUZ. Si alguna vez dudamos de Su amor y Bondad, recordemos esa Cruz donde Él estuvo y dio su vida en rescate por nosotros. Si alguna vez dudamos que Dios es Fiel o que no cumplirá Sus mejores propósitos en nuestra vida, miremos la sangre que derramó en el Calvario. Esa es nuestra garantía, eso debiera ser siempre nuestro recordatorio de que Dios es Fiel, Dios nos ama, Dios se interesa por mí y tiene cuidado de mí, Él hará lo mejor para mí, porque no pagó precio en vano, no sufrió para que nos perdiéramos, no sufrió para no ver las maravillas de Dios.
Hoy miremos la Cruz de Cristo y sepamos que tenemos una garantía con esa entrega que Él hizo de sí mismo y, sepamos también, que Él siempre nos está buscando aunque no nos demos cuenta.
Pero la realidad es que Dios siempre nos busca, siempre está ahí esperando que nosotros le hablemos y correspondamos ese amor y cuidado. El libro de Oseas, capítulo 11 es uno de los tantos pasajes bíblicos que nos habla que Dios siempre está ahí, extendiendo Su mano, queriendo salvar al pecador y menesteroso, queriendo librarnos del mal, pero nosotros nos alejamos y ni nos damos cuenta de TODO lo que Dios está tratando de hacer en nuestras vidas.
No hay mayor garantía que la CRUZ. Si alguna vez dudamos de Su amor y Bondad, recordemos esa Cruz donde Él estuvo y dio su vida en rescate por nosotros. Si alguna vez dudamos que Dios es Fiel o que no cumplirá Sus mejores propósitos en nuestra vida, miremos la sangre que derramó en el Calvario. Esa es nuestra garantía, eso debiera ser siempre nuestro recordatorio de que Dios es Fiel, Dios nos ama, Dios se interesa por mí y tiene cuidado de mí, Él hará lo mejor para mí, porque no pagó precio en vano, no sufrió para que nos perdiéramos, no sufrió para no ver las maravillas de Dios.
Hoy miremos la Cruz de Cristo y sepamos que tenemos una garantía con esa entrega que Él hizo de sí mismo y, sepamos también, que Él siempre nos está buscando aunque no nos demos cuenta.
Maná para Eben-ezer
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