Si Dios nos sacó de nuestra vida pasada, de nuestros pecados y delitos, de nuestra vida sin control, sin rumbo y desesperanza, ¿por qué no creer que Dios puede cambiar esta generación? Antes de conocer a Cristo estábamos muertos en nuestros pecados, esclavos éramos del pecado, en sus concupiscencias y deleites diversos, pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, NOS SALVÓ. (Tito 3:4)
Así puede suceder igual con aquellas personas que viven sin Dios y lejos de Él. Oremos para que la bondad de Dios se manifieste en sus vidas y ellos puedan estar apercibidos, con los ojos abiertos a la Luz, a la Verdad y puedan ser salvos.
Porque he aquí - dice Dios- "Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo"
Ap. 3:20
Dios ha transformando nuestras vidas, nos ha restaurado. Él sigue siendo el mismo Dios de ayer, hoy y por los siglos. No hay poder que lo limite. Él puede seguir tocando y transformando vidas si como Iglesia nos unimos en un mismo sentir, para que las personas abran la puerta al Creador, al Salvador y Señor, el único Dios verdadero.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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