LA CONFIANZA DE DIOS EN LOS TEMORES

El Salmo 34 nos habla de la confianza plena que debemos tener en Dios, por cualquier circunstancia que estamos viviendo y que nos hacen sentir temor de todo lo que pasa a nuestro alrededor; a pesar de todo esto el auxilio de Dios está ahí y David nos testifica como Dios nos libra de todos nuestros temores. El salmista lo había experimentado en carne propia, en cada momento de su vida, en esas situaciones de soledad, de persecución, de angustia, de pecado, de enfermedad, de temores, de miedos o de alguna otra situación que pasó; cada vez que él pasaba por estas situaciones, él buscaba a Jehová con todo su corazón y en algunos salmos expresaba su agradecimiento a Jehová y daba testimonio: Con mi voz clamé a Jehová, y él me respondió desde su monte santo. Selah (Salmo 3:4); Jehová Dios mío, a ti clamé, y me sanaste (Salmos 30:2); Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos (Salmos 28:6).

El rey David alababa y bendecía a Dios en todo tiempo, porque tenía la seguridad en su corazón que el Señor estaba con él y que escuchaba su clamor, por eso expresa en el versículo 1 al 3 del salmo 34: Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca. En Jehová se gloriará mi alma; Lo oirán los mansos, y se alegrarán. Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre. Busquemos y confiemos en Dios, y los temores se irán de nuestra vida, sea fuerte o pequeño, Jehová nos librara y nuestra alma tendrá paz. Que nuestra alabanza sea continua hacia nuestro Dios; Nunca seremos avergonzados ni seremos angustiados sino que el Señor será nuestro sostén cada día. Sé dichoso confiando en Dios; si tú sientes o tienes temores en tu vida, Jehová será tu guardador de día y de noche, y no te sobrevendrá mal ni plaga tocará tu morada, sino que enviará a sus ángeles que te guarden en todos tus caminos y todo te saldrá bien. Te dejo otra parte del Salmo 34, esta palabra es una bendición cuando tú y yo ponemos nuestra confianza y la mirada en Dios: Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados. Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias. El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él. Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen. Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien. Venid, hijos, oídme; El temor de Jehová os enseñaré. ¿Quién es el hombre que desea vida, Que desea muchos días para ver el bien? Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.

Saludos cordiales, bendiciones

Maná para Eben-ezer

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