Los hijos deben obedecer a sus padres para agradar al Señor. Pero hay una diferencia entre obedecer y honrar. Obedecer significa cumplir lo ordenado; honrar significa mostrar respeto y amor.
El deber de todo hijo es amar, honrar, obedecer y respetar a sus padres, pues son los líderes que Dios ha puesto en cada familia para amarlos y educarlos.
Es triste cuando los hijos desobedecen a sus padres, los deshonran, les faltan el respeto y los tratan como si fueran cualquiera otra persona y no aquellos que les dieron la vida. Y es aún más triste cuando los hijos que profesan ser cristianos se rebelan contra sus padres y por lo tanto pecan contra Dios.
El deber de todo hijo(a) es mostrarle a sus padres todo el amor, el respeto y la admiración que sienten por ellos reflejándolo con su vida y con sus actos. Tal vez algunos hijos dejarán de obedecer a sus padres cuando ya no estén bajo su cuidado, pero la responsabilidad de honrarlos y amarlos es para siempre
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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