“Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Vé y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio. El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios;
y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpia” 2 Reyes 5:10,14
Bien dice La Palabra que Dios prefiere obediencia y no sacrificios, quiere justicia, misericordia y no holocaustos. Naamán era el general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante del rey y lo tenía en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era un hombre valeroso en extremo, pero era leproso. Un día, llegan a sus oídos que había alguien en el pueblo de Israel que podía sanar su lepra. Había un profeta, y ése era Eliseo. Mas sin embargo, tanto el rey de Siria como Naamán, a pesar de que creyeron que sí podía haber respuesta a la necesidad de Naamán, pensaron que todo tenía que seguir la línea de los reyes, pensaron que al enviare cartas al rey de Israel, éste tendría la potestad para sanar a Naamán. Creyeron que así se manejaban las cosas, pero no. Por eso Dios demuestra sus misteriosos procesos para cambiar las vidas y transformarlas. Muchas veces creemos que las cosas se solucionarán a nuestra manera; el corazón del hombre piensa su camino, más Jehová endereza sus pasos.
Por eso Dios, no desechó a Naamán que venía en busca de sanidad, utilizó a su siervo el profeta Eliseo para decirle que si quería ser sano, tenía que zambullirse siete veces en el río Jordán, cosa que enojó mucho a Naamán, pues pensaba que había mejores y más limpias aguas para ser sanado que las aguas del Jordán. Pero en medio de su enojo y poco entendimiento por las formas en que el Dios de Israel le pedía hacer las cosas, Naamán lo hizo. OBEDECIÓ la palabra dada por el profeta de Dios, muy a pesar de su orgullo como hombre, de sus argumentos humanos, de su lógica para tener soluciones y respuestas, él lo hizo. Y vemos que Dios hizo una obra más grande, pues Naamán reconoció que había Dios en Israel, y prometió no ofrecer sacrificio ni holocausto a otros dioses, sino sólo a Jehová. La obediencia a la Palabra de Dios, tal vez nos lleve a hacer cosas que nosotros consideremos extrañas y de poco alcance. Pero recordemos que Dios está arriba en los cielos, y nosotros sobre la tierra. Que más altos son Sus pensamientos que los nuestros, y más altos Sus caminos que los de nosotros.
Entonces podemos decir que ÉL siempre ve más y mejor la condición en la que estamos que nosotros mismos, que si ÉL dice que hagamos algo para poder recibir la bendición que necesitamos, aunque parezca ilógica, pues es mejor hacerlo porque sale de la boca de Jehová, y sólo así, podremos recibir hasta mayor unción y bendición de lo que realmente pedimos o quisimos.
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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Templo Cristiano Eben-ezer
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