Elisabet era esposa de Zacarías, sacerdote de Dios. En Sus divinos planes Dios había determinado que ellos serían los futuros padres terrenales de un gran hombre que sería llamado Juan, el bautista. Pero había un problema. Elisabet era estéril, y para colmo, tanto ella como Zacarías eran viejos, de edad avanzada; un impedimento más para evitar cualquier falsa y vana ilusión de llegar algún día a ser padres. Ellos ya ni siquiera tenían esperanza alguna, ya habían aceptado su realidad y aún así seguían sirviendo a Dios. Pero Dios no se equivoca. Cuando Dios ha determinado algo, cuando Dios quiere hacer algo en nuestras vidas, Él lo hará aunque los métodos humanos indiquen lo contrario y aunque parezca absurdo e ilógico que suceda. Dios le dijo a Zacarías que tendría un hijo, que aunque ellos dos fueran viejos y su mujer fuera estéril, Él tiene el control de todas las cosas. Por eso, Elisabet es una prueba más de las tantas maravillas que Dios puede hacer. La que llamaban estéril concibió hijo en su vejez. Aunque el mundo ya te tenga catalogado de cierta forma debido a tu afrenta o dolor, Dios puede cambiar las cosas. Porque nada hay imposible para Dios.
Saludos cordiales, bendiciones
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Arturo Gómez Garza
Pastor Eben-ezer
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