Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre. Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.
Mateo 8:14-15
Esta sanidad es muy conocida, pudiera pasar de pequeña también, sin embargo hay que recalcar la gran enseñanza que nos deja la suegra de Pedro, así como la hermosa y constante demostración de amor por parte de Jesús.
- Vino Jesús a la casa de Pedro.- Jesús visitaba los hogares de aquellos que ministraban con el, tenia un cuidado y amor muy especial por sus familias, en esta ocasión le toco a Pedro, nosotros en la actualidad tenemos la libertad de pedir a Jesús venga a nuestra casa, ninguna persona u hogar es demasiado pobre, insignificante o pecador para no recibir la visita de Jesús.
- Vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre.- Note que al entrar a la casa de Pedro lo que cautivo la atención de Jesús fue la necesidad; de la misma escena Marcos 1:30 y Lucas 4:38 dicen: “en seguida le hablaron de ella” “y le rogaron por ella” Como sea que haya sucedido, Dios conoce nuestras necesidades uno de sus principales propósitos es suplirlas, Jesús lo demostró al tener especial cuidado y atención de los enfermos, sin embargo también habrá ocasiones en que será necesario hablar o rogar de nuestras necesidades con Jesús.
- Y toco su mano, y la fiebre le dejo.- El Talmud decía que se empleaban tres días de tratamiento para curar la fiebre, Jesús hace un simple gesto, que tampoco era necesario porque es Todopoderoso; hay algo especial en el toque entre personas, se comunica calidez, ternura y cuidado, mas aun comunica Jesús, su amor y su interés por ella y por todos nosotros; hoy en día ese mismo interés y amor, se siente en el toque especial mientras oramos unos por los otros con la imposición de manos; o mas maravilloso aun Jesús sigue abrazando y tocando con su mano a todo aquel que quiera y necesite.
- Ella se levanto y le servía.- Que lección, cuando Jesús nos toca tenemos que levantarnos inmediatamente y empezar a servir, cuando Jesús nos toca con poder no es para que nos sintamos importantes, su toque de poder es para levantarnos con ese poder y servirle.
Invitemos a Jesús a nuestros hogares, hablemos con él que conoce nuestras necesidades, dejémonos tocar por su mano llenarnos de su poder y sanidad y levantémonos a su servicio.
Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios.
El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias.
(Salmos 103:1-3)
Saludos cordiales, bendiciones
Templo Cristiano Eben-ezer | ebenezertemplocristiano2009@gmail.com
Arturo Gómez Garza
Pastor Eben-ezer
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