martes, agosto 06, 2019

UN LLAMADO A LA UNIDAD




La gloria que me diste, yo les he dado,
para que sean uno, así como nosotros somos uno
Juan 17:22


Durante los primeros años de la iglesia primitiva los único gentiles que se unieron a las filas cristianas eran los que se clasificaban como prosélitos o convertidos al judaísmo. Todos los creyentes seguían sometidos a las tradiciones, judías en cuanto a su manera de vivir, sus costumbres religiosas. Hasta  el capítulo 10 y 11 del Libro de los Hechos todavía no existían estas puertas de entrada para los gentiles. La posición general era que cualquier cristiano tendría que primeramente someterse a las normas de la religión judía.

Por supuesto el Espíritu Santo no estaba nada satisfecho con esto. Siempre notamos Su empeño en derribar barreras y suprimir divisiones, una iglesia con barreras y perjuicios contra la participación de los gentiles no era una buena demostración de que Dios ama al mundo entero. El cristiano judío  convertido era tan estrecho  que no daba lugar para todos aquellos por quienes murió Jesús. La  visión que tenían hasta entonces era muy reducida que no podían dar cumplimiento exacto a la gran comisión de Cristo de hacer discípulos a todas las naciones.

De esto nosotros debemos aprender que la base para la unidad  es la aceptación de la Palabra de Dios, la fe en Cristo como el eterno Hijo de Dios y el plan de salvación por la obra redentora de Jesucristo, las demás cosas son de menor importancia. La iglesia primitiva tuvo que vencer las barreras de diferencia de costumbres, diferencia idiomas; diferencia de pensamientos y de visión de algunos miembros. Aun sin embargo el Espíritu Santo unificó, concilió, fundamentó a la iglesia primitiva, de la misma manera está dispuesto hacer la obra en nosotros para que cumplamos el plan establecido por Dios desde el principio de las edades.

El Espíritu Santo siempre intervendrá en la Iglesia para destruir las barreras y obstáculos que los hombres levantan entre sí. Jesús oró al Padre para que todos los creyentes en Él pudieran ser uno. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como  nosotros somos uno. Juan 17:22


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