Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien,
o hacer mal;
salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban.
Entonces, mirándolos alrededor con enojo,
entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al
hombre:
Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue
restaurada sana.
Marcos 3:4-5
En
el evangelio según San Marcos se narra la sanidad de un hombre con la mano
seca. Dentro de este pasaje vemos diferentes personajes que intervienen en la
escena; por un lado, los primeros son los fariseos, queriendo a través de sus
interrogantes encontrar algo de que acusarle; como segundo personaje se
encuentra el hombre de la mano seca con la necesidad de ser sano, sin olvidar a
Jesús, el Hijo de Dios como nuestro tercer personaje, cuestionando a los
fariseos: “¿Es lícito hacer bien en sábado, o hacer mal? ¿Salvar la vida, o
quitarla?”, mientras ellos callaban.
El
ministerio de Jesús expone una forma diferente de interpretar la ley, esta es
basada en la compasión. En verdad, el silencio de los fariseos entristece a
Jesús por las oportunidades y posibilidades de obtener sanidad, no solo para la
necesidad del hombre de la mano seca, sino cada herida, cada dolor de los que
se encontraban presentes en aquel lugar; solo imagina este pasaje y reflexiona.
¿De qué milagro se perdieron aquellos hombres solo por no decir si, a la
posibilidad de creer, si, a confiar, si, al aceptar la intervención divina del
maestro?
De
igual forma, ¿cuantas veces nos falta la fe para recibir un milagro?, dentro de
los corazones esta la necesidad de la sanidad tan clara, pero es mayor la
incredulidad y negatividad para recibir este milagro. Es preferible dudar y
cuestionar la forma en como otros reciben la sanidad que darle prioridad de
pedir fe para la nuestra. La Biblia dice “la fe viene por el oír y el oír por
la palabra de Dios”. Seria grato para Jesús escuchar decir de nosotros, en
medio de angustia y desesperación,
“Padre, solo auméntanos la fe”.
Queremos
orar por ti
Templo
Cristiano Eben-ezer
Saludos
cordiales, bendiciones
Maná
para Eben-ezer
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