El
hijo sabio alegra al Padre, pero el hijo necio es la tristeza de su madre. Proverbios 10:1
Hasta ahora que tengo mis hijas lo comprendo, no hay mejor
regalo que puedan hacerle a un padre que sus hijos sean obedientes, que sus
hijos actúen con sabiduría… y es que como padres deseamos lo mejor para ellos, y
es por eso que los aconsejamos, que tratamos de guiarlos por el mejor camino.
Cuando vemos que nuestros hijos aceptan nuestros consejos,
se siente una satisfacción, de verlos intentando agradar a sus padres, de
verlos realizarse y sobre todo de verlos en el buen camino, no así los hijos
que han errado sus pasos, producen un pesar en sus padres, los preocupan, y
hasta producen tristeza pues no hay mayor dolor que ver a un hijo sufrir, y ya
sea que sea que ya estén pagando sus malas decisiones o que en un futuro lo
tengan que hacer.
Reflexionemos como ha sido nuestro proceder con nuestros
padres, sobre todo con nuestro Padre Celestial, que nos ama en gran manera y
espera bendecirnos aún más, nos ha dejado sus preceptos en su palabra, y nos
exhorta a la obediencia pues hay recompensa en ello, tratemos de agradarle pues
no hay nada con lo que podamos pagar su amor y misericordia, sin duda alguna
jamás lo podremos hacer, pero podemos ser hijos que agraden a su Padre.
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