Los sacrificios de
Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no
despreciarás tú, oh Dios.
Salmo 51:17
A Dios no lo podemos engañar, el conoce todas las cosas, sabe
las intenciones del corazón, y asi es como nuestra mejor cara, nuestra apariencia
de santidad, no son nada delante de nuestro Hacedor, el nos conoce y sabe
cuando le buscamos de corazón, cuando realmente le queremos agradar a Él antes
que a los demás.
Podremos hacer muchas cosas para Dios en nuestro diario
vivir, a veces muchos darán la impresión de ser muy consagrados pero no sabemos
como es su situación personal con Dios, cual es la intención de esas obras, tal
vez solo se quieren lucir, o quieren ganarse la redención de sus almas, y no
saben que así no es, que por obras nadie es salvo, que es un regalo de parte de
Dios, a todo el que se rinde a Él, que las obras deben ser el resultado de tu
fe.
Aun y con todo el mejor de nuestros mejores deseos,
comparados con la santidad de Dios, nuestras mejores obras son como trapos de
inmundicia, y siempre nos quedaremos cortos en corresponder a nuestro Dios lo
que el nos ha dado.
Pero hay algo que dice que no desprecia, y es un corazón contrito
y humillado, un corazón que reconoce que es faltoso delante de su santidad, que
se rinde ante el único que es digno, que sabe que no merece pero anhela tanto
la Presencia de Dios, que reconoce que no hay nada mejor que la misericordia de
Dios y se rinde ante su majestad, ese corazón Dios no lo desprecia, el se
acuerda que somos polvo, sabe que somos débiles, y de esa debilidad nos hace victoriosos sobre
el pecado, nos limpia y nos hace aceptos delante de Él.
Rindamos hoy nuestro corazón a Dios, totalmente nuestra
alabanza y siempre con gratitud a Dios, hemos sido muy faltosos y descuidados,
pero hoy Dios nos da una nueva oportunidad para acercarnos a Él, y sabemos que nos nos desechará si somos
sinceros, si le buscamos con todo el corazón.
Queremos orar por ti
Envía tu petición a: ebenezertemplocristiano2009@gmail.com
Templo Cristiano Eben-ezer
Saludos cordiales, bendiciones
Maná para Eben-ezer
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