CRISTO LIBERTA A LOS ENFERMOS
Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Isaías 53:5
El precio de la cruz fue muy grande, me atrevo a pensar que mucho más allá de lo que llegamos a comprender, y tristemente en muchas de las ocasiones a valorar. Es hermoso disfrutar del amor mostrado por nuestro Señor y Salvador Jesucristo, no hay cosa que no haya provisto para nosotros, es maravilloso pensar que aun a pesar de que no lo merecíamos, Cristo quiso pagar el precio por nosotros, nos amó incondicionalmente y primero que nosotros a Él, gracias porque Él sabía que por nuestros propios esfuerzos no podíamos re-establecer la comunión con Dios, solo el Hijo de Dios podía limpiar nuestras vidas de pecado y darnos la libertad plena.
Cristo al hacer el sacrificio en la cruz, no solo perdonó nuestros pecados, que es la más hermosa de las libertades, Él también se encargó de todas y cada una de nuestras debilidades, y nos hizo más que vencedores, otorgándonos promesas de victoria en cada una de los aspectos de nuestra vida, ya no hay más temor ni más angustia, el pasado lo perdonó, el presente está en sus manos, proveyendo la fe, la paz, y el diseño de una vida que no está atada a la derrota, sino un futuro seguro, en su Presencia.
Para el cristiano que se ha atrevido a confiar en su Salvador y que valora ese sacrificio único y suficiente, no se permite vivir en tristeza, no hay derrota ni más esclavitud, declara libertad de su enfermedad por la llaga de Cristo, y Dios toma el control de la situación, aún hoy en día sigue obrando en milagros, y a cada uno una respuesta inmediata o futura, pero siempre proveyendo algo mejor que liberta y sacia al ser que le busca.
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